lunes, 6 de agosto de 2012

Bailando en la silla


el punteo de esa guitarra noventosa recuerda cuándo lo mejor era escuchar una radio apagada de estupideces novedosas que no suenan ni a un mal concierto de "noise" por el peor de los minimalistas experimentales del ambiente de la puna luna dónde mis piojos bailen al ritmo de una melodía de Savage Garden mientras Cerati duerme un sueño eterno en su camilla de hospital y en la tele mueren otros trescientos artistas desconocidos y nacen diez mil chantas que dicen hacer arte pa' cagarte de hambre con sus horrores, artistas que buscan fama y fortuna cuyas creaciones horrorizarían hasta a Lovecraft, Poe, King y Hitchcock además, miro a la cara sonriente de la luna de los hermanos Méliès a través de la persiana baja del living y el Nosferatu de Murnau me sonríe burlonamente como el Cheshire, el gato amigo de Alicia en el País de las Maravillas, y así el programa reproduce el próximo vídeo en YouTube y, así, mis neuronas se alborotan al son de otra canción que sonora hace más de diez años en mi walkman, antes de que brotaran bandas del todo por 2 pesos y en que era más sencilla la vida; cantinero sírvame otra canción de los 90... Green Day suena en la rocola mágica de la internet sigo bailando en mi silla mullidita mientras mis dedos no dejan descansar a mis neuronas alborotadas por un París que parece nunca volverá a pasear por mis ojos de ámbar violeta...

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