el punteo de esa
guitarra noventosa recuerda cuándo lo mejor era escuchar una radio apagada de
estupideces novedosas que no suenan ni a un mal concierto de "noise"
por el peor de los minimalistas experimentales del ambiente de la puna luna
dónde mis piojos bailen al ritmo de una melodía de Savage Garden mientras
Cerati duerme un sueño eterno en su camilla de hospital y en la tele mueren
otros trescientos artistas desconocidos y nacen diez mil chantas que dicen
hacer arte pa' cagarte de hambre con sus horrores, artistas que buscan fama y
fortuna cuyas creaciones horrorizarían hasta a Lovecraft, Poe, King y Hitchcock
además, miro a la cara sonriente de la luna de los hermanos Méliès a través de
la persiana baja del living y el Nosferatu de Murnau me sonríe burlonamente
como el Cheshire, el gato amigo de Alicia en el País de las Maravillas, y así
el programa reproduce el próximo vídeo en YouTube y, así, mis neuronas se
alborotan al son de otra canción que sonora hace más de diez años en mi
walkman, antes de que brotaran bandas del todo por 2 pesos y en que era más
sencilla la vida; cantinero sírvame otra canción de los 90... Green Day suena
en la rocola mágica de la internet sigo bailando en mi silla mullidita mientras
mis dedos no dejan descansar a mis neuronas alborotadas por un París que parece
nunca volverá a pasear por mis ojos de ámbar violeta...
lunes, 6 de agosto de 2012
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